Manuel Pellegrini no quería sorpresas alineó a su once de gala, incluido Eliseu, cuyo futuro puede parece estar en el Benfica. Se espereba un ataque en tromba de los griegos, pero no lo hubo. Su estadio no ha sido un 'infierno', ni el Panathinaikios amedrentó.
Desde el primer momento, la iniciativa fue del Málaga. No se encerró y, en cambio, se jugó la carta del ataque. Lo demostró el joven Fabrice, a quien Pellegrini volvió a alinear de titular, cuando a los 2 minutos ya había chutado a puerta. No hubo reacción griega y, poco a poco, el 'Euro-Málaga' fue incrementando su posesión del balón en busca de un gol, tras el 2-0 de La Rosaleda, que prácticamente hubiera sentenciado la eliminatoria. Y las ocasiones fueron llegando.
Isco lo probó desde lejos, Fabrice centró casi desde la línea de fondo sin encontrar rematador, Eliseu -por dos veces seguidas- ensayó el disparo y a poco del descanso hubo un posible penalti a Joaquín que no señaló el árbitro.
Tras el descanso pareció reacccionar tímidamente el Panathinaikos. Tras un zurdazo de Toulalan que salió rozando el larguero, los griegos intentaron crear peligro. Caballero tuvo que salir para desviar un centro bastante peligroso desde la derecha y poco después llegó la única y más ocasión de los locales: Christodopoulos lanzó una falta directa que salió lamiendo el larguero.
Ahí se acabaron las fuerzas de los helenos y, por contra, el Málaga pudo apuntillar aún más a su rival. Juanmi, que suplió a Fabrice, tuvo una ocasión muy clara pero ni disparó ni la pasó a un compañero mejor situado. Y Joaquín, en la recta final, lanzó una falta directa que obligó al meta a lucirse. Al final, alegría de los malacitanos, que podrán presumir de competir con los mejores equipos de Europa.
Fuente: MUNDO DEPORTIVO
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