Cumbre para los fichajes a las cinco en La Rosaleda

Sin tiempo para digerir la gesta de la clasificación para la fase de grupos, el Málaga debe centrarse en los fichajes, porque el plazo acaba en dos días, el viernes por la noche. Por eso, a las cinco de esta tarde -inicialmente iba a ser a las doce- se reunirán en La Rosaleda la persona que ejerce funciones de director general, Vicente Casado; el emisario de los propietarios, Moayad Shatat; el entrenador, Manuel Pellegrini, y el supervisor del proceso concursal, Daniel Pastor. También es probable que se encuentre Mario Husillos, que desempeña el papel de director deportivo, aunque en principio la cita es para definir de cuánto dinero se dispone.

Estos tres días prometen ser muy intensos. Los ofrecimientos de jugadores se suceden porque el escaparate de la Champions es inmejorable. De momento es segura la incorporación del medio centro chileno Iturra mientras que existe acuerdo con Santa Cruz y Saviola, y falta cerrar los acuerdos con sus clubes. Otros nombres, como el barcelonista Fontás, Jeffren y Chamakh, están encima de la mesa. Pero a esta media docena de nombres se van a sumar muchos otros en las próximas horas.
Mientras, el equipo fue recibido por unas 400 personas en el aeropuerto pese a que el vuelo llegó de Atenas con retraso. Pellegrini y los jugadores escucharon cánticos de "¡A la Champions, oé!" a las 5.33 horas en el vestíbulo de salidas del aeropuerto.

Con anterioridad, en el avión, los aficionados no pudieron ocultar su malestar, porque ningún componente del equipo o del club se acercó a la clase turista a saludarlos o a agradecer su apoyo Únicamente al principio el consejero Francisco Martín Aguilar y el alcalde, Francisco de la Torre, se dirigieron a los expedicionarios. Pellegrini hizo oídos sordos a la petición. Pese a la consecución de algo histórico -quizá irrepetible-, la actitud de los componentes del equipo dejó bastante que desear en un vuelo que debía ser festivo. Y luego, en el aeropuerto, el grupo desfiló a toda prisa, sin ni siquiera detenerse en el vestíbulo del aeropuerto. El técnico y los jugadores siguen instalados en una burbuja, herméticos a una afición que lo ha pasado bastante mal, con tácticas de equipo de gran élite cuando la etapa de nuevo rico parece haberse desvanecido y hoy por hoy la situación económica es de extrema gravedad.

Fuente: Diario Sur