lunes, 17 de septiembre de 2012

Europa espera al mejor Málaga de la historia

Santa Cruz bromea con el juvenil Fabrice durante el entrenamiento de ayer en el estadio de atletismo Ciudad de Málaga. :: ÁLVARO CABRERA
Europa espera al mejor Málaga de la historia. Por números, por clasificación y por juego. La Champions ya no se valora solo como un regalo, como la recompensa a un año maravilloso. Ahora se aspira a todo y la afición aguarda ilusionada como nunca. Compacto y con una enorme confianza, el equipo blanquiazul llega a la histórica cita de mañana frente al Zenit (20.45 horas, Canal Plus) en el punto máximo de brillante ejecución del libro de estilo impuesto por Manuel Pellegrini desde su llegada al club hace casi veintitrés meses.

Unión

Las situaciones adversas suelen fomentar la unión en un colectivo. En el deporte también sucede. Y en el fútbol es habitual que los conjuntos inmersos en un proceso concursal al final rindan por encima de su nivel. Así ascendieron a Primera División el Sporting, el propio Málaga o el Levante. Los acontecimientos del verano sirvieron para compactar al Málaga y elevar aún más, si cabe, la mentalización respecto a la importancia de la previa de la Liga de Campeones. A la postre esa unidad en el grupo se ha trasladado al terreno de juego, donde se observa a los futbolistas entregados a la causa, sin conceder un metro al rival y con un compañerismo admirable.

Pellegrini y el manual

Nada de lo que vive el Málaga sería posible sin la figura de Manuel Pellegrini. Y no solo como entrenador desde un punto de vista técnico-táctico. También como pedagogo, como conductor de grupo y, visto el panorama de julio y agosto, como psicólogo. El Málaga juega de manual. Ya lo hizo en la recta final hace dos temporadas -aunque entonces muchos pusieron el foco en la aportación de Baptista- y en la anterior, cuando los todavía incrédulos incidían en que el nivel del equipo era muy alto por los distintos fichajes. Ahora el Málaga ha debido afrontar un comienzo muy exigente sin Baptista, sin Cazorla y sin Rondón, y ya nadie puede poner en tela de juicio la certeza de que el equipo juega de memoria. Gracias a Pellegrini, claro.

Compromiso

Hoy por hoy, un equipo triunfa si sus componentes tienen compromiso y cierto nivel competitivo. Cualquiera que conozca mínimamente por dentro el vestuario del Málaga puede afirmar sin el más mínimo riesgo de incurrir en un error que sobra compromiso. Los cuatro jugadores nuevos han venido a sumar aún más y han demostrado estas dos semanas -Santa Cruz, a pesar de estar tantos días fuera, también- que están implicados de lleno. No se conforman con una temporada digna, sino que su ilusión se centra en repetir el año que viene en Europa.

Buen ambiente

Otro de los factores determinantes en el éxito o el fracaso de un proyecto deportivo pasa por el ambiente en el grupo. En el Málaga es inmejorable, como queda reflejado en la imagen que ilustra esta información, con el jovencísimo Fabrice y el veterano Santa Cruz. El buen rollo preside los entrenamientos y hasta los jugadores del filial que se ejercitan con el primer equipo pueden dar fe de ello. Los resultados positivos también contribuyen a ello, aunque también es cierto que en temporadas anteriores el equipo salió del atolladero gracias a esta virtud. El papel de utileros y masajistas se antoja crucial.

Concentración

Que el Málaga está más metido que nunca en la pelea y que sabe lo que se juega se refleja en que apenas comete errores al defender las acciones de estrategia. En las faltas laterales y los saques de esquina la concentración es máxima en la mayoría de las ocasiones y los rivales cuentan con pocas opciones de remate. Además, en el aspecto ofensivo cada vez se observan más jugadas ensayadas y algunas de ellas ya han dado sus frutos. Y esa concentración también es palpable en la firmeza defensiva del equipo, acentuada por la compenetración de los centrales (Demichelis y Weligton) y la capacidad de los laterales para saber dosificar sus subidas en función de las necesidades del equipo y del desarrollo del encuentro.

Confianza igual a crecimiento

El Málaga juega con tanta soltura que la confianza en los éxitos que debe deparar su libro de estilo ha permitido comprobar el crecimiento de determinados jugadores en este arranque de la temporada. Los casos más llamativos los protagonizan, sin duda, Camacho y Portillo, que la pasada campaña vivieron en un plano secundario. El primero, al menos, pudo resarcirse en la recta final después de que Pellegrini incluso optara por Demichelis como primer recambio de Toulalan. El segundo casi siempre era el descartado en la convocatoria y solo participó en dos encuentros. El malagueño completó su mejor actuación como malaguista frente al Levante, pero el aragonés lleva tal línea ascendente que el técnico lo dejó el sábado 'solo ante el peligro', sin la compañía de un organizador (Portillo nunca se movió a su altura y tampoco bajó a recibir el balón a la defensa), como hacía con Toulalan con frecuencia la temporada pasada.

Permutas constantes

El estilo de Pellegrini se basa en el toque y en los apoyos, pero también en un aprovechamiento constante de las bandas. Muchos lo han criticado desde su llegada a España por no utilizar extremos 'puros', pero la realidad es que él considera ilógico hacerlo. Prefiere que sus futbolistas no sean fijos en esa zona, porque así se evitar facilitar la marca del lateral contrario, y que se produzcan permutas constantes. La clave reside en que el futbolista sepa interpretar el juego para ocupar el espacio que deje libre el compañero. En este arranque también ha sido una de las características de este mejor Málaga de la historia en puertas de estrenarse en la Champions.

Fuente: Diario Sur

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