Fútbol total que se ha fraguado durante las dos últimas temporadas a base de no abandonar la idea del entrenador y de superar los baches de resultados por calidad. Algo difícil de entender para un plantel que se jugaba la categoría por segundo año consecutivo y que estuvo entre los tres últimos desde la jornada 20 a la 31. Después apareció La Bestia para demostrar que todo funcionaba: cinco consecutivas.
El Málaga alzó el vuelo ganándolo todo de la jornada 33 a la 36 doblegando a Mallorca, Racing, Hércules, Atlético de Madrid y Sporting. Una remontada letal.
Si Julio Baptista destapó su mejor esencia para nivelar el déficit goleador del equipo en la campaña en que Pellegrini desembarcó en Málaga, el equipo detonó la losa que tenía a domicilio la campaña pasada con la simbólica victoria en El Sardinero con Isco en plan estelar.
Ahora, después de la tormenta veraniega que dejó al proyecto malagueños sin la inyección económica de Al Thani y alguna de sus estrellas, el funcionamiento del equipo es metódico, mecánico, eficiente y en lo que va de campaña se ha demostrado que las piezas nuevas en el plantel encajan sin demasiadas complicaciones.
Pellegrini se ha salido con la suya y los refuerzos veraniegos son otra prueba de que el chileno tiene muy claro que ha creado la máquina de fútbol que quería. El técnico se ha salido con la suya y su premisa es clara: el buen juego no es negociable en Maritiricos.
Fuente: Marca
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