domingo, 14 de octubre de 2012

El duelo más esperado

Al tiempo que el Milan se acercaba al final de su ciclo más glorioso (1987-1991), el Málaga Club de Fútbol ni siquiera existía como tal. Sería luego el edificio cimentado sobre las cenizas del Club Deportivo Málaga. Muy poco antes de que los blanquiazules penaran la desidia de sus gestores en campos de albero, el cuadro 'rossonero' de Arrigo Sacchi ya asombraba a Europa con un rigor táctico y unos movimientos defensivos y ofensivos mecanizados. Liderado por tres holandeses: Gullit, Van Basten y Rijkaard. Era la envidia de Europa, con su revolución fútbolística que dio paso a la era moderna del fútbol.
Apenas veinte años después lo que desde La Rosaleda se vislumbraba como un sueño es real. El Málaga actual juega la Champions League y se codea con el Milan, que de paso puede ser el más terrenal de las dos últimas décadas, en lo deportivo y en lo económico. No era así hace unos años, cuando su prestigio transmitía un halo de modelo a seguir, cuando Capello prolongó éxitos de Sacchi y el club se convirtió en el que más Copas de Europa ostenta (siete) después del Real Madrid.
No es un asunto caprichoso que el Málaga-Milan sea el partido más esperado de la temporada por parte de la afición de Martiricos. A diez días de que llegue la cita en La Rosaleda, apenas quedan mil entradas a la venta, y no precisamente a precios muy populares (escasean las de 35 y 45 euros de las porterías, y la mayoría de las localidades están más cerca de los 100 euros), y el choque en San Siro (previsto para el martes 6 de noviembre) ha sido de largo el que más demanda de viajeros ha tenido entre los que tendrá que jugar a domicilio el Málaga en la Liga de Campeones.

Cuando hay quien piensa que el Málaga-Milan -un duelo inédito- es la ocasión pintiparada para el regreso del jeque Al-Thani al estadio y un baño de masas, hay quien se frota las manos pensando en un nuevo triunfo de los blanquiazules en la Champions, el que podría ser el tercero consecutivo. Las dos rotundas victorias anteriores -más que esos sendos 3-0, la superioridad en el juego- y la motivación con la que el Málaga parece encarar esta competición, hambriento de éxito, hacen presagiar lo mejor.
Sin embargo, los más cautos recelan del mal momento del Milan, a doce puntos del liderato de la Juventus en la Serie A del Calcio, pero con sus opciones intactas en Europa después de cuatro puntos en dos partidos. Bien es cierto que su tropiezo inicial en San Siro ante el Anderlecht (0-0) no denota nada bueno de su capacidad ofensiva, pero supo reponerse más tarde con un triunfo de calidad en San Petersburgo (2-3).

Hacia el lleno

Desde el entorno del Málaga son numerosos los compromisos para conseguir entradas para el partido; el sistema de venta a través de la web de Ticketmaster ha funcionado como pocas veces y todavía queda el tirón de los días finales, cuando se acerque la hora de la cita. Parece indudable que habrá lleno y solo queda confiar en que la fecha pase a la historia del malaguismo, ya que un hipotético triunfo local seguramente certificaría el pase a los octavos de final del torneo.
De lo que no cabe duda es de que el Málaga hoy no tiene mucho que envidiar al Milan. Es un equipo con un estilo de juego muy reconocible y elogiado por sus rivales, tiene un grupo muy comprometido en el trabajo, y cuenta con el plus de la ilusión que otorgan un espléndido inicio de temporada y jugar una temporada atípica, la de su debut en la Champions.
Por contra, el Milan es un club en un proceso evidente de reconstrucción. Raro es el día que no llega una noticia nueva que apunta a ese fin de un ciclo que se ha tratado de obviar demasiados años. Los dirigentes, lentos a la hora de meter bisturí a un bloque envejecido, tantean ahora la complicada opción de convencer a Pep Guardiola para que sea el próximo entrenador, además de sondear la posibilidad de que los dueños actuales del París Saint-Germanin, familiares a su vez de los del Málaga, se hagan con una cuarta parte del capital de la entidad a través de una serie de negocios inmobiliarios.

En lo deportivo, la plantilla se ha reconstruido sometida a un proceso de rebaja de fichas y de rejuvenecimiento, pero ha perdido mucha calidad y capacidad de desequilibrio en los puestos de ataque, donde realmente se marcan las diferencias en la alta competición. Tampoco han ayudado las lesiones de jugadores clave, como Robinho, recientemente recuperado, y Pato.

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