miércoles, 14 de noviembre de 2012

Botía y Álvaro, no; Arribas, sí

 
Ni Álvaro ni Botía ni otros muchos que circularon por Internet. En realidad el central joven que el Málaga quería fichar allá por los meses de mayo y junio (cuando el proyecto todavía no había sufrido el conocido receso) era un madrileño, Arribas. Su nombre nunca salió a la luz, pero el entonces futbolista del Rayo Vallecano y rival el próximo sábado con Osasuna era el objetivo para completar el centro de la cobertura.

El planteamiento inicial para esta temporada estaba más que definido hasta que en el club comenzaron a intuir a mediados de junio que el jeque Abdullah Al-Thani daba un paso atrás y los propietarios frenaban su inversión en el Málaga. La intención era reforzar al equipo con dos futbolistas de entidad para determinadas zonas (un centrocampista y un delantero centro) y añadir algunas piezas de menor calado y coste.

Ya un año antes se manejó la posibilidad de buscar a un central joven, con proyección y al mismo tiempo cierta experiencia, pero la tesis del entrenador, Manuel Pellegrini, fue la que se impuso finalmente. El chileno avaló entonces la continuidad de Stadsgaard, al que había visto mejorar los últimos meses -especialmente, en su actuación durante la victoria en el Calderón frente al Atlético de Madrid (0-3)-, y la llegada de Sergio Sánchez, que también podía desenvolverse en el eje de la zaga.

A la sombra de veteranos

Stadsgaard no tardó en marcharse, en el mercado de diciembre, y cambió el panorama. En el primer semestre de este año, en las conversaciones de Pellegrini con el mánager general (Fernando Hierro) y el director deportivo (Antonio Fernández) volvió a salir a la palestra la necesidad de buscar a ese central joven que completara el eje de la cobertura y que además se curtiera a la sombra de tres futbolistas con amplia experiencia y veteranía (Demichelis, Weligton y Mathijsen). Entonces, incluso, la continuidad del segundo de ellos no estaba cerrada, porque las negociaciones para su renovación continuaban estancadas.

Fernández ya había comenzado a moverse muy pronto en el mercado, hace aproximadamente un año, y rápidamente se habló de un objetivo en particular, el racinguista Álvaro (hoy en el Zaragoza). Después de semanas de seguimiento quedó descartada esta opción. Al mismo tiempo, fue reiterado el ofrecimiento de Botía por parte de su entorno, pero en ningún momento se contempló porque no convencía. Incluso, en este caso el propio Pellegrini lo desmintió con rotundidad en la víspera del encuentro del Sporting en La Rosaleda en la recta final de la Liga.

Por aquellas fechas el verdadero objetivo era Alejandro Arribas (Madrid, 1 de mayo de 1989), un futbolista que se ajustaba al perfil trazado. Cuando empezaron los contactos, antes de que llegara a los 23 años, el Málaga advirtió a su entorno sobre la necesidad de que no se produjera la más mínima filtración, porque de producirse la operación se irá al traste.

Explicación lógica

La explicación sobre esta postura del Málaga es lógica: Arribas concluía contrato con el Rayo. Y en La Rosaleda no estaban dispuestos a que su nombre saliera a la luz, porque pretendía evitar que se encareciera la operación. A favor del club estaba el caramelo para el jugador de venir a un conjunto que iba a competir en Europa, con elevadas posibilidades de hacerlo en la Champions, y de estar a las órdenes de Pellegrini. El joven jugador, que un año antes había brillado en el ascenso a Primera con el Rayo (disputó 38 de los 42 partidos), cumplió con creces en su estreno en la élite y fue indiscutible para José Ramón Sandoval.

Durante varias semanas Arribas y sus agentes aguardaron noticias del Málaga hasta que, al comprobar que desde La Rosaleda nadie movía ficha, se inclinaron por aceptar la propuesta de Osasuna por tres temporadas. Ni Botía ni Álvaro ni otros que circularon por Internet. El único objetivo era el madrileño y el sábado será rival en el viejo El Sadar.

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