domingo, 11 de noviembre de 2012

El Málaga no encuentra el ritmo en plena resaca (1-2)

 
Este es el peaje de la Champions. Y más si la cita es frente al Milan y en San Siro. De la falta de concentración en la víspera (contra el Rayo) a la de chispa en la resaca (anoche). El Málaga acusa el esfuerzo y el desgaste, pero tampoco puede quedar en el tintero que se atasca en la Liga cada vez que en casa se le planta un equipo más o menos ordenado y que, en vez de llegar dispuesto a encerrarse, apuesta por no rifar el balón. La Real no tuvo que hacer mucho más para llevarse los tres puntos.

Junto a las dos novedades previstas de antemano (la inclusión de Onyewu y Toulalan por los sancionados Demichelis y Camacho), Pellegrini volvió a emplear el recurso de San Siro para fortalecer la medular después de las enormes dificultades para contener frente al Rayo. Sergio Sánchez repitió como lateral izquierdo, pero además el técnico chileno dio otra vuelta de tuerca, porque apostó de salida por un solo medio centro (Toulalan). Era un triple salto mortal y casi sin red a tenor de esa cobertura con dos piezas de estreno en la Liga.

En apenas cuarenta y siete segundos ese dispositivo defensivo quedó en evidencia en una jugada de tiralíneas de los tres puntas de la Real, aunque probablemente originada por una mano. En este punto conviene incidir en un detalle que no debe pasar inadvertido. En el primer cuarto de hora se produjeron cuatro acciones que debieron ser falta y en ellas solo se pitó una, y por decisión del árbitro, no del asistente más cercano. Y este, tanto en ese posible control con el brazo como en las siguientes, era anoche Aguilar Rodríguez, habituado a acompañar a Mateu Lahoz, cuyo concepto de la falta ya se sabe que es tan peculiar como extraño y desconcertante.

Voluntario o no, ese manotazo y la jugada fulminante culminada por Vela dejaron en entredicho a Onyewu -aunque también Jesús Gámez estaba alegremente casi a la altura del banquillo visitante- y a Sergio Sánchez, que debía acompañar en la arrancada en diagonal a su par, el autor del gol. A partir de ahí fue demasiado palpable que ni uno ni otro estaban para aportar en exceso a la dinámica de juego del Málaga.

A Demichelis se le echó mucho de menos. Y no solo en el aspecto defensivo, porque Onyewu -juego aéreo y poco más- ofreciera demasiadas lagunas al fijar al contrario en la banda, en el corte, la anticipación y todo lo que se quiera. La ausencia del argentino se dejó sentir más, si cabe, en la salida del balón y en esa continuidad que le da al juego gracias a su capacidad para no bajar lo más mínimo el ritmo. Ahora bien, casi tanto o más se añora a Monreal. Ayer ni Sergio Sánchez en la primera parte, pese a su buena voluntad, ni Eliseu en la segunda explotaron el flanco izquierdo.

Poca mordiente

Pero no es cuestión de personalizar las carencias del Málaga. Anoche el equipo volvió a demostrar que en casa y en la Liga tiene poca mordiente y muchos altibajos, aunque algunos resultados lo enmascaren. Al contrario que en la Champions, le cuesta imponer ese ritmo alto que permite generar ocasiones. Los rivales le tienen tomada claramente la medida. El Betis y el Valladolid no pudieron completar la faena (el primero, por la prematura expulsión de su guardameta), pero entonces el Rayo no dejó pasar la oportunidad. Y para los que pensaran mal una semana atrás (como protesta ante el jeque), quedó constancia de que la Real también venía con la lección aprendida: no atrincherarse, discutirle la posesión de la pelota, evitar huecos entre líneas y buscar una salida contundente.

Y así pasó la primera parte, sin pena ni gloria y con desventaja hasta que en un córner en la recta final -tras la única aparición de verdad de Joaquín en este periodo- Saviola tuvo tiempo para controlar y rematar ante la pasividad de la defensa visitante. Con muy poco el Málaga sacó petróleo y mantenía la esperanza para la continuación.

Pellegrini reestructuró el equipo tras el descanso y reforzó la contención con Iturra, pero paradójicamente el Málaga entró en un estado de locura durante casi diez minutos que provocó un correcalles absurdo que solo podía beneficiar a su adversario. Para colmo, Xabi Prieto se encontró con el balón tras un rebote en Onyewu (lo que le faltaba al debutante) y superó a Caballero.

La entrada de Santa Cruz y Sebastián Fernández no varió la dinámica del partido y, como además uno de los sustituidos fue Joaquín, con evidentes signos de agotamiento, la chispa se desvaneció. El balance del Málaga en ataque en toda la segunda parte no pudo ser más elocuente: un solo tiro entre los palos, de Isco, muy forzado y con la izquierda. Como en la primera, los minutos pasaron sin pena ni gloria y con la Real sin sentirse agobiada. Es el peaje de la Champions, sí, pero, al margen de la resaca, también la demostración nuevamente de un Málaga atascado en casa en la Liga.

Incidencias

Árbitro:
Undiano Mallenco (navarro). Sin problemas. Tarjeta a Íñigo Martínez, Jesús Gámez, Vela, Toulalan, Weligton e Iturra.
Goles:
0-1, 47 segundos: Vela culmina una jugada de tiralíneas de Chori Castro e Ifrán. 1-1, minuto 37: Saviola remata tras controlar dentro del área en un córner. 1-1, minuto 59: Xabi Prieto esquiva a Caballero tras un rebote en Onyewu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...