¡Dios, qué alegría! El Málaga hizo lo que debía y fue muy superior a su oponente, que en ningún momento puso en aprietos a Caballero, todo un seguro de vida. La defensa estuvo extraordinaria y solo un milagro de los dioses helenos podía hacer que los locales se encontraran con un gol. Es más, si algún equipo pudo y debió marcar fue el Málaga, pero no lo necesitó. El Málaga, con Toulalan, Demichelis e Isco como grandes pilares se mantuvo siempre en un excelente nivel de calidad y un absoluto control del espacio, el tiempo y el juego. Por momentos no hubo otro equipo sobre el césped ateniense que el Málaga, hasta el punto de que a falta de 10 minutos, aficionados locales comenzaron a abandonar las gradas. No solo era superior el Málaga, es que además su rival ya lo había asumido con total normalidad...
La fiesta llegó al final. Ni agobios, ni 'infierno griego', ni arreones de un Panathinaikos que creo ya entendió en La Rosaleda que no tenía nada que hacer en esta eliminatoria, que solo tenía el color blanquiazul.
El día de San Agustín ha entrado en la leyenda malaguista. Y en la de Málaga. Una gozada y un sueño, una realidad impensable hace unos años. Mañana, en los bombos de la máxima competición mundial de clubes estará el Málaga, con más méritos que nadie, con solo 16 jugadores inscritos, con un montón de traspasos, con una gran angustia ante el futuro nada cierto que nos aguarda... Pues eso, más mérito aún. Y los hinchas malagueños ovacionaban a las autoridades locales y gritaban ¡que bote el alcalde, que bote el alcalde! Igual hasta lo vio por la televisión la portavoz socialista María Gámez, que no estuvo para nada afortunada ni oportuna en la víspera y se equivocó. Era un partido clave para Málaga, no solo para el Málaga y nadie hubiera entendido las ausencias de los responsables de la ciudad y de la provincia en el palco de Atenas.
El partido, para un espectador neutral, debió tener poca chicha, porque solo existió un equipo, el Málaga. Ferreira tampoco quemó las naves y sorprendió dejando a Toché en el banquillo. Además, ya sabemos que la táctica no es su fuerte, y en ningún momento pudo superar la tela de araña que Pellegrini le puso delante de las narices de sus jugadores. Fue un quiero y no puedo con el Málaga como protagonista absoluto y dominador completo de la escena.
¡Lo que no vieron nuestros padres lo estamos viviendo sus hijos blanquiazules! Hay tanta gente y tantas emociones en la retina de tantos y tantos malaguistas... Hay tantos recuerdos. Hay tantos días de sufrimiento y zozobra que así ahora lo disfrutamos más...
Señor Al Thani, jeque, gracias. Por usted estamos en la Champions League, pero ahora no nos puede dejar de la mano de Dios... No le pido que ponga más dinero, simplemente que siga con su Málaga y disfrute con nosotros en Europa, y, por supuesto, que no nos quiten a más jugadores... Señor Al Thani, estamos en la Champions. ¡Vuelva a La Rosaleda!
Fuente: DIARIO SUR
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