lunes, 10 de diciembre de 2012

Día 1 hasta febrero

 
Una liga de nueve o diez partidos. En función de cuándo se dispute la ida de los octavos de final, esos serán los partidos que tendrá que arrostrar el Málaga sin la confusión de la Champions de por medio. Nada de interferencias ni de excusas. Algo de relajación para ese runrún que carcome a Pellegrini cuando habla de la falta de exigencia mental de su plantilla. Tiempo para que emerja ese Málaga que se han llevado las últimas semanas de competición liguera. Quizá la causalidad se resuma en la figura de Nacho Monreal. Con él disponible la mesa deja de cojear por la parte izquierda. Es un motivo de sobra para confiar en que de su mano vuelva una mejora y aire fresco.
Nunca será Balón de Oro y el aficionado preferirá que se lesione él antes que Isco o Joaquín. Pero el engranaje de Pellegrini empezó a chirriar cuando el navarro desapareció de las alineaciones. La genética de su espalda le jugó una mala pasada y él al equipo, cuyo juego cayó como fichas de dominó tras venirse abajo la suya. Por lo que es y por lo que representa. Un magnífico defensa, un extremo por sorpresa, aliento al compañero, tensión competitiva que se traslada a todos los compañeros. Suena frívolo decir que un equipo tan estilista como el blanquiazul dependa de su lateral izquierdo, pero lo cierto es que desde que él no está el Málaga es menos guapo.

Ya de vuelta, Eliseu podrá adelantar su posición. Para que los jugadores rivales teman a los dos por igual a la hora de defender. Esa preocupación les impedirá acumular efectivos en el centro y la banda derecha, las otras zonas de influencia. Y en ese Málaga menos previsible deben resurgir las figuras de Joaquín e Isco. Pellegrini recuperará su tridente para elegir por qué lado trinchar al adversario. En ese escenario de juego se vio al mejor Isco y al humano cuando Monreal desapareció. La primera opción para comprobar el cambio de tendencia es esta tarde.

Llega Anquela desangrándose, un asunto que siempre da que pensar acerca del rendimiento que dará su equipo. A priori, el Granada es el antepenúltimo. En la práctica, se trata de un animal arrinconado en un callejón. Abordarlo con ambición desde el minuto 1, como al Valencia, se antoja de nuevo la fórmula perfecta para amedrentarlo y que no permita liberar a ese equipo que, a cuentagotas, ha salido al exterior lejos de Los Cármenes. La escuadra rojiblanca ha ganado más veces fuera (2) que dentro (1).

La cuota de despistes en La Rosaleda durante la primera vuelta parece saldada con las derrotas consecutivas frente a Rayo y Real Sociedad. Y después de los rojiblancos llegará el Real Madrid. La jornada, además, pinta propicia para recuperar plaza en puesto de Liga de Campeones.

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