Hasta ahora el Málaga había encontrado enormes dificultades para posicionarse en el mercado. Las numerosas noticias aparecidas durante el verano sobre la insolvencia del club y los distintos impagos a la Agencia Tributaria, otros clubes, jugadores, empleados y proveedores habían supuesto para la entidad de La Rosaleda una etiqueta de 'moroso' que también debieran lucir otros en mucha peor situación económica.
Todos los comentarios y rumores, luego convertidos en realidad, habían dejado al Málaga en una situación casi irreversible en su afán por incorporar a futbolistas que permitieran reforzar la plantilla. Las puertas estaban cerradas en muchos casos, y en otros, los menos, los representantes de los jugadores a los que se había tocado exigían de antemano garantías de cobro. Como ya explicaba este periódico días atrás, el boca a boca se ha instalado en el fútbol para bien o para mal. Y si hace un año el club de La Rosaleda se movía impulsado por la inercia positiva generada por la presencia de Pellegrini en el banquillo, la continuidad de Demichelis o Baptista y la incorporación de Van Nistelrooy, las cuatro últimas semanas se ha vivido el lado más amargo. Muy pocos querían escuchar hablar del Málaga. Y si lo hacían, era para poner mil y una trabas o excusas.
El ejemplo de Fontás
El triunfo en la previa de la Champions ha supuesto el punto de inflexión, porque ahora las llamadas y los ofrecimientos se producen en sentido inverso (el ejemplo del barcelonista Fontás). La resaca del 2-0 ante el Panathinaikos fue dulce en todos los sentidos, puesto que en la mañana del jueves se sucedieron las comunicaciones de representantes para ofrecer a sus jugadores.
No cabe duda de que la presencia del equipo en la máxima competición continental supondría el mejor escaparate para determinados jugadores con los que no cuentan sus clubes, y por eso los agentes comienzan a cambiar de actitud. Ese es el primer escollo con el que se ha encontrado el Málaga en las últimas semanas, y resulta fundamental que sean los representantes los que muevan a los futbolistas porque tienen en su mano la capacidad para presionar y convencer a los clubes de origen.
Este cambio de mentalidad ha provocado que jugadores cuya llegada al Málaga era impensable hace unos días pasen ahora a ser opciones muy claras... siempre que el equipo supere el martes la eliminatoria previa de la Champions en Atenas. Y es que, independientemente de que los futbolistas entiendan que competir contra los mejores de Europa permitirá que se revaloricen, los clubes a los que pertenecen en la actualidad son conscientes de que es mejor cederlos a un equipo que participe en el mejor torneo continental. Al menos, así se mantendrían en primer plano y sería factible venderlos dentro de un año.
Las limitaciones económicas del Málaga son archiconocidas en el mercado. Después de dos años de pagar por los traspasos -el primero, con precios desorbitados-, el club se ve obligado ahora a buscar cedidos o a futbolistas que tengan la carta de libertad. Antonio Tapia, que desde el lunes ejerce como asesor deportivo, se ha encargado estos días de recopilar los ofrecimientos y sopesar las opciones interesantes para elevar el nivel de competitividad de la primera plantilla. Con la llegada el viernes de Mario Husillos para ocupar en el futuro el puesto de director deportivo, el fuengiroleño y el hispanoargentino han conversado para tratar de reducir la lista, aunque siempre con el beneplácito de Pellegrini.
La novedad más llamativa se centra en que el coste de la cesión no sería muy elevado y que en los emolumentos del futbolista el club de origen afrontaría una gran parte de la carga. Ahora solo queda que el Málaga dé el paso definitivo y acceda el martes por la noche a la fase de grupos de la Champions.
Fuente: Diario Sur
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