sábado, 1 de diciembre de 2012

La plantilla se conjura para llegar a los 30 puntos al final de año

 
La imagen ofrecida en el partido de vuelta de la Copa del Rey frente al Cacereño nada tiene que ver con la ambición que existe en el vestuario y quizá por ello el entrenador, Manuel Pellegrini, se mostró tan duro el martes en sus manifestaciones, muy alejadas de ese tono pausado que lo caracteriza. Fue como un «ese no es el camino» que se ha recogido en el seno del grupo como la muestra palpable de que el primero que tira del carro y que exige mantener la concentración, sin distracciones, es él, el entrenador chileno. Estas situaciones se han producido curiosamente en una semana en la que quien más quien menos en la plantilla del Málaga ya ha hecho cábalas tras la brillante victoria frente al Valencia.
Ya ocurrió en San Petersburgo, cuando la alineación plagada de suplentes podía invitar a un mensaje opuesto, a cierto conformismo o a reservarse para el último envite, en casa contra el Anderlecht. Pero Pellegrini y los suyos tenían la convicción de que para asegurar el primer puesto del grupo C de la Champions había que saltar al campo del Zenit con un único objetivo: lograr la victoria. Hoy la mentalidad es idéntica. Y no solo para borrar esa lamentable imagen ofrecida frente a un modesto conjunto de Segunda B. La intención es acabar 2012 entre los cuatro mejores y para ello se requiere fallar lo mínimo en los compromisos ligueros que quedan.

Los 22 puntos sumados en el primer tercio del campeonato tienen para el vestuario malaguista un enorme valor, porque todos entienden que el desgaste de la Champions (eliminatoria de 'play-off' incluida) no ha pasado tanta factura como se creía. Existe la coincidencia de que en circunstancias normales, sin mediar la exigencia de la máxima competición continental, no habrían llegado esas dos derrotas consecutivas en casa contra el Rayo y la Real Sociedad.

Terreno perdido

De ahí que los componentes de la plantilla quieran recuperar el terreno perdido en esos dos encuentros y por eso solo piensan en rematar el año más importante de la historia del conjunto blanquiazul (con sus dos denominaciones) con una serie de resultados positivos que permitan llegar a la treintena de puntos cuando se dispute el último compromiso liguero de este 2012, en casa contra el Real Madrid (está por definir si el viernes 21 o el sábado 22).

La tarea no parece fácil, porque al Málaga solo le quedan cuatro encuentros, y debe ganar en tres de ellos o sumar dos victorias y dos empates. El margen de error es mínimo y tampoco los rivales parecen accesibles, a excepción del Granada, cuyo arranque no ha sido el esperado. Conviene recordar que después del partido esta tarde en Getafe debe recibir en casa al conjunto de Los Cármenes (dentro de una semana, a las seis de la tarde), luego visitará al Sevilla en el Pizjuán y, por último, afrontará el referido compromiso con el vigente campeón.

Todas estas cuentas guardan relación directa con el afán que existe en el vestuario por demostrar que el éxito de la pasada temporada no es flor de un día. Tanto el técnico como los jugadores se han expresado abierta y reiteradamente sobre la importancia, casi la obligación, de que el Málaga pelee por repetir entre los cuatro mejores. Por eso es importante completar el primer parcial con 30 puntos.

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